12 de noviembre de 2010

Soledad

Jesús Lizano
Estaba solo, muy solo,
en la mayor soledad.
Me preguntaba:
a quien llamar.
Duele encontrarse solo.
¡Ya!, me dije. Llamaré
a los bomberos de la ciudad.
¡Ah, los bomberos
de la ciudad!
Tarde muy poco en oír
las sirenas de sus tanques:
Iaaaaaa... iá. Iaaaaaa... iá.
Llegaron con sus mangueras y sus cascos
y con sus botas de montar
(¿no son de montar?),
escaleras arriba, arriba
(ah, pensé, si subieran a las casas cantando
libertad, libertad...)
¡El fuego! ¡El fuego!
En donde está, en donde está,
preguntaba el bombero jefe      

con toda autoridad.
¡Hola, bomberos!, les salude desde la puerta:
¡pasad! ¡pasad!
La verdad es que no hay fuego.
Me encontraba muy solo...
¿Nunca os ha destruido la soledad?






Poema de: Jesús Lizano