La
Cigarra "Hemiptera Cicadidae"
A la
mayoría de nosotros seguramente nos taladraron el cerebro de pequeñitos, con
cuentos y fábulas moralizadoras.
Qué
mejor para los poderosos, que los niños durante su crecimiento vayan mamando
moralinas que los encaminen a la aceptación del trabajo como un fin en si
mismo.
"La
Cigarra y la Hormiga" forma parte de una de esas fábulas moralizadoras, atribuida
en su origen a Esopo y recreada más tarde por Jean de la Fontaine y Samaniego.
Pero el tiempo poco a poco coloca las cosas en su sitio, aunque el daño ya está hecho.
Para la
gran mayoría, las hormigas son unas ejemplares trabajadoras y la cigarra una
holgazana irresponsable que solo piensa en cantar y tomar el Sol.
Jean´Henri
Casimir Fabre (1823-1915) fue un francés naturalista, humanista, micólogo, entomólogo,
escritor apasionado por la naturaleza y poeta.
Jean-Henri, nos iluminó sobre la verdad ó no de la famosa fábula. Observó que las cigarras no sé alimentaban de trozos de mosca, gusanillos y semillas, sino que perforaban las plantas para succionar su savia, Pero para recochineo, constató que eran las hormigas las que se aprovechaban sin la menor vergüenza, del exquisito zumo que las cigarras obtenían. "En este robo, las más pertinaces son las hormigas" dijo, al observar este hecho.
La
cigarra no necesita amasar comida ni riquezas. A principios de agosto
introducirá sus huevos en el tallo de una planta. En otoño saldrán las larvas,
se dejarán caer al suelo, se enterraran y vivirán varios años bajo tierra alimentándose
de raíces.
En el mes de junio, la larva saldrá del suelo y efectuará su última muda colgada de un arbusto, que como un extraño estandarte, mostrará que el verano ya ha llegado.
Después
de casi dos meses deleitándonos con su especial canto morirá con la satisfacción
del deber cumplido y sin alterar ni un ápice a su madre Tierra.
Apuntes
de un Paseante