Dicen que Leptis Magna se comenzó a
crear por los fenicios hace unos 3000 años, después de ser
una importante ciudad cartaginesa, cayó en poder del Imperio Romano como
consecuencia de la tercera Guerra Púnica por allá el año 146 a.C. Fue ocupada por los
vándalos en el siglo V, y en el
siglo VII por los árabes.
Después de esta pujante
historia, Leptis Magna cayó en declive, fue devorada por la arena,
desapareciendo de la faz de la tierra.
En el siglo
XVIII los franceses iniciaron las
primeras excavaciones arqueológicas, depredando todo lo que pudieron de aquella
ciudad dormida hasta que allá por el año 1900 los italianos tomaron el relevo.
Comenzaron unas excavaciones de gran envergadura, rescatando la ciudad de la
arena que la ocultaba, descubrieron quizás la mayor ciudad romana del norte de
África.
A pesar del
gran expolio realizado por algunos europeos, Leptis Magna conserva muy
importantes restos arqueológicos, que nos transportan, montados en la
imaginación a aquella hermosa ciudad de hace dos y tres mil años.
A mi una de
las cosas que más me transportó a aquel lugar alejado en el tiempo fue su
organizado sistema de aseos instalado en las mismísimas Termas. Una gran sala
rectangular con una cincuentena de tazas de mármol adosadas a la pared con no
más de metro y medio de separación de un inodoro a otro. Un lugar donde gente,
de la más ilustre de aquel momento , compartía a la vez ideas, pensamientos y
su más desnuda y escatológica intimidad.
A partir de aquél día me pregunté: si en algunas de aquellas íntimas reuniones en Leptis Magna u otro lugar parecido, los Pios, Aurelios, Julios o Claudios del momento, cagaron los gérmenes capaces de hacer germinar el estado de conciencia que a lo largo del tiempo y la historia han dado origen a los grupos de poder F.M.I., Bilderberg, Iluminatis... Cuanto tiempo y cuanta intimidad compartida sería necesaria para que una nueva conciencia fuera capaz de transportarnos a un futuro e idílico jardín del Eden... No se...
Publicado por: Francesc Bajet