Si en mi ciudad ha sido la mimosa, quien estos días me ha llamado la atención, en el campo la flor del almendro es la luz y la alegría de una naturaleza aun dormida.
Su blancura se ilumina mostrando claridad en las noches de luna… Es como si nos quisieran avisar, que la oscuridad del invierno, comienza a retroceder. Los días poco a poco se van alargando y las noches ya son mas cortas. La vida comienza a despertar de su letargo... un poquito perezosa pero alegre.
Su deseo de anunciar el comienzo de un cambio, las hace un poco imprudentes y en muchas ocasiones son víctimas de su entusiasmo, adelantándose a los últimos coletazos de los fríos invernales, que en muchas ocasiones ha sido la causa de su muerte precipitada.
Después de dedicarles una placentera sesión de fotos, disfrutando de sus pequeños detalles a través del objetivo macro, me senté junto a ellos al calor del apreciado Sol de invierno. Cogí mi guía de árboles y comencé a leer y divagar...
Como parte de la existencia, el almendro, ha tenido su protagonismo entre los humanos, cruzándose en nuestro camino e interviniendo de una u otra manera en nuestra cultura y destino.
Leyendo, viajo por el tiempo cogido de la mano de esta hermosa flor. Sus fruto, la almendra, ya se utilizaba en la antigua Mesopotamia como alimento, aceite corporal y perfumes. Y entre los pueblos de Israel, según cuentan en la Biblia, el almendro era el árbol de la vida y el bastón de Moisés era de madera de almendro...
En la mitología griega, Nana, una virgen, concibió a Atis, al poner una almendra en su regazo. Atis se convirtió en un pastor tan hermoso que la diosa Cibeles le convirtió en su amante. Rea, esposa de Saturno, también se enamoro de el, pero al ver que no era virgen le convirtió en abeto.
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Cibeles |

Me detuve un ratito para contemplar esas hermosas flores... protagonistas del universo... participes de la vidacidad... el primer alimento para las tempraneras abejas... y pensaba… Tu belleza y espontaneidad nos alegra la vida. Tus frutos tienen la capacidad alimentarnos y ayudarnos a vivir, como también la de hacernos daño e incluso eliminarnos…
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Discórides |
Ya Discórides en sus tiempos escribió, que cinco o seis almendras amargas, mezcladas en el cebo de zorros y alimañas, las mata. Ejemplos hay a lo largo de la historia. No olvidemos que las almendras amargas acostumbran a aparecer entre las dulces, y que pueden tener en su composición, el 0’25% de ácido cianhídrico, y eso es como los disgustos… uno te amarga pero muchos… pueden destruirte… afortunadamente su amargura la delata y nos hace libres de decidir en parte nuestro destino.
Grim y Jan
---Grim, mientras esperamos las siguientes, tienes todo el tiempo para disfrutar de estos recuerdos y esperar con ilusión el próximo viaje.
---Tienes razón Jan, nada mejor que recrearse el los buenos momentos...
---Elemental, amigo Grim
Fotografía de: Franki
Ilustaciones de: Google
Texto de: Franki